Hay dos conceptos tan cercanos en la mente humana, que inclusive se llegan a considerar sinónimos: religiosidad y espiritualidad. En realidad son dos conceptos muy diferentes: la religión es un fenómeno sociocultural y lo espiritual es algo personal. En este sentido la religión viene a ser un sistema organizado de creencias y prácticas compartidas por una determinada colectividad, cuya etimología proviene del latín “re-ligare” que significa mantener unido; literalmente es algo institucional.
Ambos conceptos, vienen arraigados desde la más profunda antigüedad con el hombre, en su búsqueda de sentido y de respuestas más profundas para su vida. Creando por un lado con el paso del tiempo todas las religiones conocidas, y obteniendo por otro lado conceptos de su propio desarrollo espiritual.
Me parece que no tenemos problema en identificar cualquier religión, tanto por las dinámicas de su culto, como por sus creencias y su tipo de templos. Por otro lado la espiritualidad, cuya etimología proviene del latín “espíritus” se refiere a aliento, aire o viento; algo en realidad no tan visible o material como lo religioso. Se define como una fuerza o impulso que mueve al ser y que se manifiesta según sus creencias y valores individuales, es la esencia del ser humano en la búsqueda de sus significados y en la búsqueda de sí mismo. La espiritualidad nace en la persona y se extiende a todas las facetas de su vida.
Ellison (1983) describió el concepto de bienestar espiritual como un estado doble, con un componente religioso y otro espiritual o existencial; este último aspecto es el que otorga un sentido de propósito y satisfacción con la vida personal.
¿Puede haber espiritualidad sin religión, o religión sin espiritualidad?. La cercanía y confusión de ambos términos ha afectado el reconocimiento e importancia de la espiritualidad en los diversos campos del ser humano, afectando positiva o negativamente el intento de un entendimiento holístico del mismo. En cierto sentido la espiritualidad permite experimentar y llevar a la vida cotidiana, las diversas variantes de religiones con que contamos hoy en día a nivel mundial.
Se puede ser espiritual y no religioso, aunque también se puede ser religioso y no espiritual. Además se puede participar en cualquier religión sin ser siquiera practicante activo o “creyente”, y se puede vivir una profunda espiritualidad sin jamás haber ingresado a un templo o religión. La espiritualidad moderna está más dirigida al crecimiento interior ligado con la consciencia, que a los dogmas y rituales religiosos.
¿Cuál es el peligro de una espiritualidad sin fundamento?, el mismo que el de una religión personal: llegar al punto en que tú mismo eres el referente y sumo sacerdote de tus creencias, pudiendo ocasionar un simple movimiento optimista o quizá la más descabellada de las creencias. Eso sí que es un peligro, darle autonomía a ambos conceptos y despojarlos de límites, llegando a confundir ahora la fe y el optimismo, el pensamiento y las “buenas vibras”, la emoción con la realidad espiritual.
En relación con la asociación de este concepto y la salud, investigaciones coinciden en señalar que existe una conexión entre una espiritualidad fuerte y una mejoría en la salud mental, con la habilidad para afrontar el estrés de una enfermedad y el duelo; en este sentido se describe la espiritualidad como la inclinación por encontrar significado en la vida por medio de un sentido de interrelación con algo mayor, que trasciende el yo y lo fortalece .
Muchos de los actuales estudios que refieren la espiritualidad (1987) se basan en la escala de perspectiva espiritual (SPS) desarrollada por la Dra. en enfermería Pamela G. Reed, en función de sus investigaciones con enfermos terminales adultos. Reed define la espiritualidad como: puntos de vista personales (creencias) y comportamientos que expresan un sentido de relación con una dimensión trascendente o algo mayor que sí mismo. Las creencias religiosas o espirituales asumen gran importancia en el momento de la enfermedad y en momentos transcendentales en la vida del individuo. Estas lo ayudan a aceptar su enfermedad y poder compartir con otras personas sobre su condición de salud .
Posteriormente, en 1991 Reed amplió la conceptualización de la espiritualidad, describiendo la capacidad del ser humano para encontrar significados a través de lo ordinario y lo extraordinario Reed estableció que la "espiritualidad se refiere a la predisposición para hacer significados a través de un sentido de conexión con un ser de naturaleza superior o a la existencia de un propósito supremo, superior a uno mismo , y conceptualizó que es una experiencia humana particularmente relevante en las fases tardías del desarrollo de la vida y en momentos en donde se aumenta la conciencia de la mortalidad .
En resumen, en la mayoría de los conceptos mencionados la espiritualidad es asociada con un ser superior y un poder mayor que uno mismo. La totalidad, la fe en un poder mayor, y el esfuerzo por el logro de un gran ideal son vistos como la expresión de la espiritualidad en los seres humanos. Desde estas dimensiones se concibe entonces una continua interrelación que lleva a la "necesidad espiritual", que es aquello que siente la persona para mantener, aumentar o recuperar creencias, la fe o llevar a cabo actividades religiosas con el fin de llenar vacíos que hay en su interior. La identificación de la necesidad espiritual, en la mayoría de las personas se orienta a la búsqueda de un propósito o significado como la necesidad de amar, de relacionarse y de perdonar, lo cual tiene una gran trascendencia en la vida de las personas e influye en sus condiciones, modos, y estilos de vida, actitudes y sentimientos respecto a la enfermedad y la muerte.
Contamos con pocos ejemplos de evaluar la espiritualidad fuera de los límites de las enfermedades, y sin embargo es una manera de tratar de tener una perspectiva más global o integral de la persona; puesto que permite considerar tres dimensiones fundamentales: la física, somática u orgánica, la psíquica (estrictamente mental) y la espiritual (trascendente). Esta área es la que Reed relaciona con el bienestar y aparentemente es innata, afectada por factores físicos que influyen en su desarrollo normal; misma que el Dr. Abraham Maslow menciona como la culminación en la realización de las necesidades humanas.
La vida espiritual juega un papel importante y esencial en el afrontamiento del estrés y el mantenimiento de la salud en el adulto mayor; como se ha demostrado en múltiples estudios, inclusive considerándola como promotora de la salud al reducir padecimientos crónicos y promover menos depresión y menos mortalidad; en religiones y culturas donde lo espiritual constituye algo vital. Cuando la espiritualidad no es parte activa en la vida de un paciente con una enfermedad crónica, se ve afectado considerablemente el proceso de recuperación y de tratamiento de la enfermedad; se presenta la incertidumbre, el miedo, los cuales son causantes de problemas emocionales y de salud que dañan la salud del paciente y aumentan la preocupación en la familia. (Reed, 2008).
Hoy en día la religión tiene una connotación popular negativa, mientras que la espiritualidad se ve como algo más genuino; y sin embargo, NINGUNA de ellas es Dios. Los límites de lo institucional protegen a la religión de desviaciones, mientras que las puertas abiertas pueden descarrilar la espiritualidad a lo banal y emocional; ¿por qué?, por que si se trata de creer, se puede creer en lo que sea , ¿verdad? y el hombre siempre busca la novedad . Algunos prefieren vivir su espiritualidad dentro de la formalidad de la religión, y otros simplemente no valoran que exista algún puente o compatibilidad que ligue ambos conceptos.
¿Se trata de estar dormido o despierto?, ¿ Se trata de cuestionar o de seguir las reglas?, ¿Se trata de culpabilizar o de liberar?, ¿Se trata de inventar o de descubrir?, ¿es algo meramente humano o en conexión con lo divino?, ¿Se trata de unir o de dividir?, ¿Se trata tan solo de la lógica y el pensamiento?, ¿Se busca conocer o trascender?, ¿Se trata de individualidad o de colectividad?, ¿Se pretende que sea útil para el más allá o para el ahora? .
La verdad muchas preguntas para meditar, pero sin una base sólida, ambas (religión y espiritualidad) son una ilusión pues no resuelven las profundas preguntas del hombre: ¿de dónde vengo?, ¿hacia donde voy?. El cimiento que establezcan puede darles más o menos sentido, si se trata de un cimiento permanente seguramente ambas permanecerán, pero si se trata de una moda o de algo relativo, a la larga cavarán su propia tumba.
Es por esto que una religión puede durar miles de años, si logra mantener la frescura de sus enseñanzas y poner una base de esperanza; y claro que la religión puede moldear a la espiritualidad a “su imagen y semejanza” perdiendo su vitalidad. El hombre en todas las culturas de la historia ha sido religioso, pero solo aquellas que pudieron mantener la riqueza y vitalidad de la espiritualidad han tenido un impacto profundo en pensamiento, en la consciencia y en la cultura humana como la conocemos.
Si nos perdemos en el relativismo, la religión entra en la lucha de los dioses, y la espiritualidad en su lado esotérico. ¿Tu escuchas a la voz de tu religión o a la voz de tu espiritualidad?, ¿dependen ambas de ti mismo o de algo más trascendente?. Lo cierto es que el hombre está más abierto espiritualmente en situaciones de enfermedad y de crisis, porque intenta buscar sus soluciones en el lado menos conocido de lo espiritual, en lugar del terreno material de todos los días.
Sin duda la espiritualidad es un terreno desconocido en nuestra cultura moderna que vive sumergida en el materialismo y la ventaja propia, que ya no piensa en el prójimo cercano y mucho menos en los valores. Es una opción de esperanza con la base adecuada, pero igualmente de perdición en manos del hombre, quien puede sacarle lo malo inclusive a lo bueno.
Checa el cuestionario de la Dra. Pamela y evalúa sencillamente sobre este parámetro tu espiritualidad, ¿cómo anda?, ¿es algo vital o en desuso en tu vida?, ¿te es indiferente o te hace mejor?, ¿te eleva o te hace más humano?.
REFERENCIAS
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